La familia Cerón Álvarez, se ha destacado en el concierto nacional por ser herederos del natural talento en la lirica, así varios de los hijos siguen la huella de la poeta TULIA MARIA, en especial ORLANDO ALVARO, quien tiene la formación universitaria y la experiencia como docente, así mismo, el alimento para el alma que es en últimas la que permite la inspiración y facilita la lectura del entorno para transcribirlo en versos hilvanados que se vuelven aroma literario para degustarse con la más tranquila de las meditaciones como si estuviese uno en el paraíso o en la más hermosas de las playas jamás habitada por el hombre.
Es entonces un orgullo para GUAITARILLA, que nuevamente este hijo ilustre incursione en el mundo literario con la publicación de su nuevo libro: “LA LUZ DEL ARCO IRIS”.
La trayectoria del poeta empieza con el libro “Que viva la vida”, el año 1985: luego el año 1990 publica su poemario “Concierto de la memoria” en 1999 saca a la luz pública el libro “Erótica” en 2008 “El paraíso que soñamos” y nos sorprende ahora con su libro de poemas LA “LUZ DEL ARCO IRIS”. Dejando pendiente una obra inédita que denominará :”La ciudad y sus fantasmas”
A propósito de “LA LUZ DEL ARCO IRIS” hace su presentación el también escritor y Editor tolimense Jesús Alberto Sepúlveda, quien entre líneas expresa: “POESÍA QUE CUENTA Y OCULTA, QUE ALEGRA Y DESGRACIA, QUE ILUMINA Y OSCURECE EL UNIVERSO DEL ALMA EN CADA PALABRA AGITADA A LA ORILLA DE LOS ACANTILADOS DEL ESPÍRITU. Luz infinita y por igual tan fugaz del húmedo arco-iris que nos recuerda en cada página y en cada verso de este libro, que la oscuridad y la tormenta se avecinan, y sin pedir permiso, amenazan con llegar”.
Destacamos sus poemas : El arco iris de Rimbaud, El Guáitara de mi Infancia, Las lecciones de Merlín, El cuervo y la libertad, Velásquez frente al espejo, El otro sueño; Mar de siete colores, dedicado a AURA NELLY MONTENEGRO una de sus musas inspiradoras de la tierna adolescencia; Cofradía, evocaciones de la ciudad sabanera, Túquerres, donde embalsama con amor a su madre la poeta TULIA MARIA. El poema base del título de la obra La luz del arco iris y cierra con un poema en inglés su segunda lengua, titulado Blues for new Orleans.
Nuestro querido paisano ha sido destacado por el escritor Luis Díaz Granados en el periódico El Tiempo como una de las mejores producciones poéticas; Fue incluido en la Antología de poetas Tolimenses, ya que Ibagué es la ciudad colombiana donde reside y elabora sus obras y ahora hace parte de la Antología de poetas y Autores Nariñenses de Javier Rodrisales.
Ahora dejamos a nuestros lectores el poema Esa ingrata Paz:
Cuando tú estás en paz,
Caminas por la plaza de mercado,
Vas a la tienda de la esquina, o a la del otro lado
Sin guardas ni guardaespaldas;
Entras al bar de la cuadra
A escuchar un corrido mejicano
O un bolero del ayer.
Luego te tomarás una cerveza
Y le echarás un piropo a la mesera
Y otra moneda más a la radiola.
Caminarás apresurado, para qué?
Si el tiempo: ese monstruo, que nos mide,
No se mueve, aparentemente como el río
Y si llegas a tu destino, ya será tarde.
Prefiero al que va lento, pero con paso firme
Y con una meta, fija, en la cabeza.
Así la paz, esa ingrata
Que está dentro de mí y dentro de ti,
Puede aflorar con la humildad de la violeta
Sin ambages, ni pretensiones ni cortejos.
El sol detrás del galeras, dedicado a su hermano Mayor Libardo Miguel, quien también tiene en el baúl de su ceso muchas composiciones inéditas.
Caía la tarde, la penumbra llegaba
Los arreboles naranja habían desaparecido
Detrás de las faldas del volcán galeras.
Caía, luego la noche,
Los árboles asomaban sus lanzas en lo alto
Como animando a las nubes
Para que soltaran los hilos de la lluvia.
Una lenta brisa mecía las ramas
De los árboles vecinos
Y solo el techo contra el cielo se veía.
La voz de mi padre, en algún lugar retumbaba
Mi hermano mayor la repetía:
Era la orden de rodear los potreros,
Pronto estábamos en camino.
Las figuras fantasmales de los árboles
Asomaban a la vista en los recodos de la noche,
Algo me estremecían y volvía a esquivarlas.
Las brujas que volaban en escoba
La viuda alegre y la madre-monte
Gigantes, con las piernas abiertas en los puentes
Pasaron como un recuerdo de los cuentos escuchados.
El vuelo de un pájaro en el nido de la noche
Me despertó, de nuevo, a la realidad.
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