Es esta la denominación que por el lenguaje tradicional de NARIÑO se dio a conocer a las generaciones anteriores y de pronto a las presentes acerca de los tres elementos que soportan el peso de las ollas ante el fuego del fogón. LAS TULPAS son las piedras enclavadas en el fondo del fogón y distribuidas simétricamente a manera de un trípode invertido para situar sobre ellas las ollas en las que preparan los alimentos diariamente.
En mi pueblo, GUAITARILLA, también nuestras madres y las mal llamadas “cocineras” después muchas del servicio , hoy internas, mujeres asalariadas y obreras empedernidas e incansables que dejaron toda su energía vital al lado de la candecencia que emanada del fuego originado en los palos atravesados al lado y lado de las tres tulpas.
La verdad hay que reconocerles a ellas todo ese sacrificio y abnegación en su trabajo que es el que nos alimentara por largo tiempo y nos permitieron crecer y aún no solo gracias al fogón y sus tres tulpas propiciar nuestros alimentos sino que fueron más allá, cocinar para los peones de la faena campesina.
Pero recuerdo que al lado del fogón y sobre las tres tulpas se asaron las tortillas de callana o fueron doradas a su lado a fuego lento, pero también en épocas especiales de primeras comuniones, matrimonios o visitas de familiares bajo sus enanos pedestales se consumieron los locros, poliadas, arneada, chara, el dulce de calabaza, y los caldos de sancocho de gallina o se doraron muy lentamente y en eternas vueltas los cuyes al calor de carbones enrojecidos.
Que bueno también recordar a nuestras abuelas y abuelos con charlas tan lejanas para nosotros que como polluelos nos enquistábamos entre sus faldas o entre las ruanas olorientas a tabaco mal fumado y rodillas hasta quedar aletargados o dormidos bajo su protección cariñosa y afectiva, arrullados por el ligero calor que expelía el fogón, y que bonito era cuando entre charla y charla afloraban las canciones populares o pasillos y bambucos que entonaban en coros discordantes pero emotivos y mucho mas añoraba esos abrigados y enternecidos momentos cuando de repente salían a flote consejas y conversas que nos llevaban por un mundo imaginario e irreal o al de la fantasía con cuentos y mitos de nuestra tradición.
Bajo dichas situaciones fue que de mi abuela EMILIA y de mis padres MIGUEL Y TULIA MARIA (La poeta) fue que me llegaron los albores de la poesía, el cuento y la crónica; gracias al fogón y sus tres tulpas pude saber cómo se formó el rio Guáitara ?, las diferentes facetas de El Duende, La Bruja del Monte, El Padre Descabezado, El Grito del Cid, Los Espantos que son de mil formas etc. Todas las leyendas de los guaqueros y de las aventuras de mi tío VICENTE CERON al pasar una madrugada pasando por EL MOTILON de viaje al pueblo cuando el gato que llevaba enmochilado para regalarlo se le sale del costalillo (talego de fique o cabuya) y sobre su hombro derecho … le dice “PAPA YA TENGO DIENTES”. Ante lo cual bota todo y sale con su recua despavorida hasta llegar a casa donde le tienen que hacer “rezos” y sacarle el diablo que llevaba por dentro mediante la santa cruz dispuesta con un tizón encendido y al rojo vivo sobre pecho y espalda, y a mi tío ENRIQUE MERA (Medio hermano de mi mamá, por parte de la abuela) contarnos que al finalizar un terremoto en la caso de Túquerres se les apareciera el diablo a un primo de mi madre llamado FABIO GUERRÓN recientemente fallecido en forma de gallo sobre el “sobrado de la casa” (zarzo) y al verlo arriba en lo alto les dijera “Soy el cuco patagallo” que no es sino el mismísimo demonio.
Vaya pues que Uds. Tienen sus propias experiencias pero todo ello sucedía bajo el calor del fogón y sus TRES TULPAS.
Hoy ya es difícil reunir a la familia pues los absorben otras costumbres como ver Tv. Irse de parranda a la nini Tk. O deambular “ parriba y pabajo” entre calles y el parque o enamorando bajo la ruan para que nadie lo distinga y a la sobra del fresco de una casa a puerta cerrada bajos su aleros llenos de telarañas. Por ello ya no hay unidad y entre tanta diversidad hasta los valores y las buenas costumbres se pierden lentamente con el paso de los tiempos, por ello que bueno es recordar porque recordar ES VIVIR.