EL DUENDE:
Se conocen en nuestra agreste topografía, historietas fascinantes de este pequeño hombrecito, regordete y jovial; siempre pícaro, atractivo, astuto, sencillo y juguetón.
Vive errante entre cañones y cascadas; muchos son los que lo han visto entre las chorreras, donde canta y baila al son de guitarras y tambores, en la espesura de los montes cambiando de repente por lamentos y ay ay a yayayes.
Viste pantalón corto y andrajoso, sus rodillas rotas y nalgas parchaditas, usa un sacón de grandes bolsillos donde guarda pan; su cabeza la tapa con un chuta (sombrero) muy grande que apenas deja ver sus vivaces ojos.
Le encanta al pillo enamorarse de las niñas menores de los diez y de los chiquillos que anden solos en el monte, los llama y atrae con dulces y ponqué mágico, hecho de boñiga de vaca, les canta tiernamente, les endulza el oído, las seduce y acaricia tiernamente; cuando la niña le agrada le chupa los senos con delicia. Juguetea con los muchachos pero si le salen aburridos y llorones los entunda y los abandona sin decirles el camino, por ello muchas veces se pierden y su familia los encuentra después de varios días enfermos, cansados, ojerosos y flacuchentos. Si son valientes los enamora y deja para si volviéndolos también duendecitos.
El duende se burla de los grandes, en las horas de oscurana entra en sus casas espanta las gallinas, azuza a los perros y deja caer tierra entre las mesas y platos, los asusta en el camino real solo por reírse de verlos correr despavoridos.
Si por si acaso lo ven, no le teman, vuélvanse chiquitos y no se dejen ver, háganse la santa cruz y desaparecerá, pero eso si, no salgan en noches oscuras… quedas advertido, se te puede aparecer… y… sierra bien las puertas de tu casa porque se puede entrar mientras juegas en la calle.
LA BRUJA DE LA BANDERA NEGRA
Entre la maraña espesa que bordea el peñasco del rio Guaitara, entre los poblados de Bombona, el Yunguita, Ales y El Cid, no se deja de respirar el olor a tierra fresca y flores nativas, se oye el zumbido de los abejones, el croar de los sapos y el rechinar de los árboles.
No es menos cierto que se evidencia un ventarrón muy gélido, que por esos parajes se siente y sabe el vecindario que cuando la borrasca se siente un extraño personaje de las noches oscuras llega; dicen los aldeanos que la han visto que es LA BRUJA DE LA BANDERA NEGRA.
Sale a ondear y flamear su bandera, es entonces cuando el viento se pone acelerado y ruge sin cesar, tan fuerte como un ciclón que arrasa los techos de las casas pajizas, el mayor temor es que los encuentre dormidos porque con fiereza empuja las puertas como queriendo entrar y se afirma se ha llevado a algunos. La gente asustada se levanta a rezar.
Cuentan los caminantes que han llegado a la región en horas muy avanzadas de la noche, que es una mujer de muchos años, muy flaca pero ágil para volar de un lado a otro con su bandera al hombro, de ropas lleva puesto un follado negro, alpargatas puntiagudas de manta y con un sombrerón cubre su cabeza.
La época preferida para salir a asustar la gente es el mes de agosto, aprovecha la ventisca y se asoma por trapiches y campamentos de obreros para descansar, más que cuando su bandera negra toca los techos de las casas estas se derrumban fácilmente.
En El Cid, Los conocedores saben cuando se va a asomar la bruja, para evitarla ponen es sus mesas de la casa las tijeras en forma de cruz así no llega por esos lares. Los que la han visto de cerca dicen que se parece AL MISMISIMO DIABLO.
EL GUAGUA AUCA:
En tiempos no muy remotos las gentes de la región creían que extraños dioses gobernaban el universo, mas cuando la tradición de los abuelos enseña estas historias con las recomendaciones de lo que debían hacer para adorar a las divinidades, es toda una "religión" o idolatría; el culto es indispensable hacerlo para recibir bendiciones y favores de lo contrario los dioses se enfurecían y mandaban castigos insospechados a la gente.
La tribu de los CHAU CHAU, indios de Chauchá en Guaitarilla, se dedicó a la bacanería, celebraron con chicha sus guerreras acciones. Pasó entonces, un ave negra el ave agorera que anuncia los tormentos sembrando el terror entre los pobladores. Al poco tiempo los días se volvieron cortos, se oscurecía muy temprano, los árboles se quedaron adormecidos y los pájaros no volvieron a trinar, todo parecía haber quedado en un aletargado sueño, el
galeras exhalaba humo y se sintió temblar la tierra.
Los temblores dejaron solo ruinas entre las gentes, la fumarola del volcán se elevó hasta el infinito como un gigante amenazador. De sus vidas … no se supo y los que sobrevivieron recordaron el cueto de que "por infieles el galeras se ponía bravo" y pidieron perdón.
El Volcán es su dios y tenían que agradarlo y recordaron que debían ofrendarle un GUAGUA AUCA, es decir un niño recién nacido y sin bautismo, el que debían botar vivo por su cráter para que este se apaciguara.
Partieron de Chaucha, los mayores con varios guaguas entre brazos, llegaron al Guaitara, subieron el Cariaco, llegaron al GALERAS, arrojaron a sus hijos al fondo del volcán al darle sus ofrendas y como por encanto este se dejó de rugir y de temblar, se calmó porque los indios volvieron a creer en él , desde ese entonces El Galeras no ha vuelto a molestar.
Los que han subido al volcán dicen que han escuchado los llantos de los niños que están en su interior, como en un purgatorio, estas almas infieles padecen sin piedad un tormento sin igual para que los pueblerinos vivan mas tranquilos y felices.
EL PADRE DESCABEZADO:
En Pasto, por los alrededores del templo de San Felipe, los ancianos cuentan que han visto a un cura o fraile descabezado, es un cuerpo que deambula por sus alrededores, vestido con sotana en cuya cintura da vueltas un cordón blanco, doblado y que cae sobre sus piernas en forma de lazo con un peluche.
Algunos que lo vieron dicen que por persecución en la capital se trasladó a los pueblos y por ello lo han visto en Guaitarilla, Sandoná e Imués.
Es en este pueblo donde vive últimamente por el barrio Santa Bárbara, caminando calle arriba calle abajo. Al filo de la media noche.
Un chofer de madrugada sacando su camión, cerca de la quebrada ha sido perseguido y asustado, "solamente le vi", afirmaba el alucinado, con su sotana y el cuello blanco, era la misma alma en pena, afirma lleno de pánico.
Los que cuentan esta historia lo han visto en época de semana santa, cargando una pesada cruz de madera, agachado, como escondiendo su cabeza, pagando las penas y castigos por haber sido enamorado en la vieja calle real de una dama muy bonita que abrazaba con afán y besaba detrás de un desvencijado portón de manera donde casi nadie lo miraba. Tanta fue la pasión que desenfrenara el cura que por sus bajos instintos cayó en pecado con la dama lo que le mereció el castigo de sus superiores, siendo condenado a quedarse sin cabeza y la dama convertida en una mula briosa, corcobiona que galopa y galopa descarriada por las calles del pueblo.
LA VIEJA DEL MONTE:
En anteriores épocas, en que para viajar de la sierra a la costa se hacían largas travesías a lomo de mula, por agrestes caminos, pedregosos y polvorientos; los arrieros pasaron muchas desventuras; una de ellas se daba por los lados de JUNIN, punto del partidero donde el camino se abre a Barbacoas y Tumaco, lugares de selva tropical de cuyas marañas y espesura de busque no solamente salían insectos bravos y serpientes venenosas sino bandidos y piratas unos negros y otros indios que los asaltaban y robaban sus mercancías, cuando menos si no los dejaban maniatados o heridos de muerte.
Dícese que por los años 15 a 30 del siglo pasado (1900) no se abrían carreteras vehiculares pero estaba proyectada la vía Pasto, Túquerres, El diviso, Barbacoas, e cuya obra trabajaron muchos ingenieros y obreros de todas partes del país y de Nariño.
Don SALOMON SOLARTE, viejo poblador de Guaitarilla, carreteriano en principio, sobrestante después, del Ministerio de Obras Públicas; cuenta que "perdió un ojo" porque en esta época dura y trágica, a los campamentos llegaba en medio del croar de grandes sapos y ranas, aullidos de animales y graznidos de aves LA VIEJA DEL MONTE. Que en su modo de descripción la presenta como una mujer bestial de largo cabello como si fueran crines, ojos saltones, cejas pronunciadas, boca y quijada sobresalientes y mentones y mejillas con un sin número de arrugas, flaca hasta el extremo y su "tetas" largas y desproporcionadas, que para facilitar su movimiento echaba sobre los hombros sin mayor escrúpulo.
Entre dormido y despierto al ver dicho fenómeno infernal asomarse, CUENTA DON Salomón, que salió huyendo al monte, con tan mala suerte que cayó en un zanjón donde un palo pincho su pupila. Incidente que lo llevó a obtener una pensión vitalicia, de la que se mantuvo adquiriendo un casa muy bonita en la salida a Ancuya y otra en la capital, donde vivió hasta sus últimos días; Pensión otorgada con muchas dificultades pues no se le consideraba un accidente de trabajo y su historia una falaz mentira.
Llegaba LA VIEJA DEL MONTE, dice don Salomón,
muy de noche al campamento, al encontrar a los carreterianos dormidos con cierto sigilo se acercaba a uno de ellos, al mas gordito y se le recostada encima, sobre su cuerpo, cortándole la respiración y una vez dominado, estiraba su hocico y con su lengua puntiaguda perforaba su pecho llegando al corazón y Chupaba su sangre, hasta dejarlo muerto.
Otros carreterianos compañeros del viejo cuentero, como pachito el "Norca" Portilla, confirmaron los hechos y dice que "la vieja atacaba también en La Guayacana, La Espriella y Candelillas, indicando que muchos obreros perdieron sus piernas por fracturas al salir huyendo del espanto y caer entre abismos quedando inválidos o muertos o ahogados entre caños apestados de caimanes o devorados por las boas. Nos inventamos entonces dejar un centinela que esté asechando a la vieja y avise con tiempo para huir en caso de su ataque.
En su histeria colectiva cuenta don "pacho, descubrimos que dejando una lámpara de querosén encendida se ahuyentaba la maligna. La allegada de la petromax fue una bendición, pues con su luz fuerte y blanca se salvaron muchas vidas pues la vieja no atacaba donde veía luz.
Un colega Tuquerreño, del barrio la reconstrucción que trabajo con los anteriores dice que "La vio morir chamuscada, cuando trepada en gran árbol la pillaron los obreros, quienes de una y sin pensarlo, rociaron de querosén los matorrales del entorno y prendieron candela al lugar formándose una inmensa hoguera donde por ser de día e encandilada LA VIEJA DEL MONTE, no pudo huir del fuego y solo se escucharon sus quejidos y lamentos, maldiciones y gritos desesperados de una agonía que nunca se soñó.
Se dice que los carreterianos invocaron como su protectora a la virgen de Atocha, a la vez matrona de los mineros que intercede y los protege y que en todo caso de abrir carreteras o caminos veredales es mejor llevar un escapulario pues no se sabe si la vieja realmente murió en aquella hoguera o por sus poderes extraños cambió su cuerpo en figuras indescriptibles que danzaron como humanas figuras ya de azul, ya de rojo o de amarillo o de negro humo como la describen otros parroquianos que la vieron en Piedrancha y Altaquer, indicando que solo se transformó en otro espanto del que piden a Dios no los deje mas volverse a encontrar.
EL GRITON DE EL CID:
Se trata de un ser invisible que en cada centuria de la vida del mundo cumple con el rito sagrado de las divinidades de anunciar a los humanos el inicio de un nuevo ciclo de la vida.
Este extraño ser se dice que vive en las cuevas del río Guaitara, entre los promontorios que sirven de base al puente colgante de la carretera PASTO IPIALES. Se pasea como todo un señor en los lugares inhóspitos de El Cid, Yunguita y Yanagala, llegando al Pedral y Pilcuán y Arguello.
Otros le atribuyen su domicilio e las partes altas de las montañas de La Burrera cerca de la finca el hospital y la hacienda de los Mora perteneciente a Túquerres y Cuma, en ambos lugares tienen la razón porque su existencia la comprueban cada que EL GRITON sale a dar su grito lastimero.
Quienes lo han escuchado indican que es un chillido o alarido que empieza tan lento como suave y profundo "ay ayay" que da la sensación de formar un curva melódica tan grande como un arco que une por sus dos extremos las localidades referidas alcanzando la mayor altura sobre el firmamento del pueblo Tolentino.
Algunos afirman que se trata del grito del diablo desesperado cuando no le llegan almas condenadas para disfrutar su fiesta almicanibal, en el patio de los infiernos o que es el anuncio que el rato menos pensado aparecerá entre las familias para llevarse al otro mundo a quien figure en la lista negra de los condenados por su mala vida y actos indignos así como por la falta de fe en el creador.
Los más osados que afirman haber visto al GRITON DEL CID, expresan que se trata de una mole informe y color terracota a semejanza de una gran piedra que permanece de espalda al sol, para que nunca le llegue la luz del día que le impide salir.
Las contadas veces que el Gritón de El Cid ha emitido su grito, todas las gentes se han asustado de manera sin igual y ha hecho temblar hasta los mas valientes cazadores del pueblo. Tan raro es que en esos días se oscurece el cielo con encapotadas nubes que impidiendo el paso de la luz y en las noches de plenilunio el firmamento se ve tan negro que impide ver la luna y las estrellas.
A quien mal habla de este terrible espanto lo condena a gritar con él por toda la vida o a perder la voz para siempre poniéndole un coto en la garganta. No es raro encontrar por los guaicos gentes con su coto lo que confirma su existencia.
EL FRAYLE DE LAS GUACAS:
En esta región poblada por los Guitaros, familia de los cencas, vivieron algunas no muy ricas y pudientes, pero fieles a su tradición cumplieron con visitar a calimas y quimbayas y de estos aprendieron a amasar el oro que moldeaba con habilidad asombrosa y elaboraron sus joyas y colares.
Estos trashumantes recorrieron miles de kilómetros y mercadearon con los incas de Perú y Bolivia, y conocieron de la magia algunos secretos como transformar el oro en tierra bruta.
Cuentan que a la llegada de "Los blancos" creyéronlos sus dioses los consintieron y alabaron, pero con los años se dieron cuenta que no eran sino bandidos explotadores y que les quitaban sus riquezas por lo cual decidieron enguacar sus fortunas que no eran para hombres sino para sus dioses y con su magia convirtieron inmensas cantidades de oro en montañas del Azuay.
Otros aterrorizados indios prefirieron que sus hijos los enterraran vivos con todos sus bienes y fortunas, o encaletaban bajo tierra y piedra en zurrones de cuero sus tesoros.
Como venganza contra los ambiciosos blancos que buscaron sin suerte los entierros, los indios dejaron un mago cuidador, que protegía la cuaca y evitaba como un espanto, la sacasen si la encontraban.
Con el paso de los siglos los cuentos se vuelven historias, muchos aventureros se dedican en la noche de la Santa Cruz, del tres de mayo, a "GUAQUIAR", es decir a excavar en sitios que por cuentos se dicen que fueron urnas funerarias de los indios en busca de sus tesoros escondidos.
Los más conocedores del arte de la GUAQUERIA, lo hacen con barras de azogue que obran como imanes e indican el lugar, no con mucha precisión, otros lo hacen porque dicen haber visto entre la tierra arder de azul el suelo y esto es señal de una guaca, otros saben por referencia los lugares que en forma de pequeños promontorios sospechosos son lugares de entierro de guacas y allí hacen las excavaciones.
Cuenta don JOSE LEYTON, que la lomita, punto de Guaitarilla, cerca al pueblo, fue con sus amigos a guaquear, con tan mala fortuna que se les apareció el fraile, viejo cura español al que los indios condenaron a cuidar la guaca por su desmedida ambición, este fraile levantó del hueco su cadavérica figura, hábito derruido y de con sus manos huesudas levantó un rejo y les castigó hasta dejar desmayados.
Otros guaqueros dicen que deben ir bien preparados con agua bendita y escapulario para protegerse del espanto, otros argumentan que es bueno llevarse "una de aguardiente" para no ver las brujerías de los indios y contar con suerte; No hablar es regla de oro porque si cruzan conversación se oye un rugido, se mueve la tierra y la guaca se les va y no la encuentran para siempre.
Los mas experimentados han logrado sacar GUACAS, llenas de fortuna, estatuillas, medallones y collares, bolitas y sapitos y variadas figuritas de oro. Otros muy de buenas sin ser guaqueros se han encontrado de casualidad con la suerte y se sacan la guaca de la manera más insospechada posible. En el patio de una casa en ahumada, al caer de raíz un viejo y moribundo árbol, un humilde campesino ve que entre la terramenta de la raíz yace agarrada una olleta, que al tenerla entre sus manos descubre su pequeño pero valioso tesoro que lo saca de la pobreza, otro encontró la fortuna al tumbar las tapias de una vieja casona donde se había ocultado un zurrón con monedas de oro y plata.
La manera más fácil de encontrarse la GUACA, es que si Ud. Es de buenas se le aparezca en sueños el indio que "encantó" la guaca y le diga donde está el entierro codiciado, siga las instrucciones dadas porque Ud. Es un afortunado, Sin embargo estas son casualidades y lo tradicional es irse de aventura por los campos y excavar los entierros más por demostrar la valentía de enfrentarse al miedo de ver el fraile cuidandero que por encontrar quizás tal guaca que no será sino hueco.
Gracias a estas historietas se han encontrado vestigios de nuestros antepasados que ya enunciamos en páginas anteriores.